¿Cómo funcionan los radares de tráfico? El secreto está en el Efecto Doppler
Los radares son capaces de detectar sin dificultades el movimiento de cualquier objeto o, en este caso, vehículo. Te explicamos a qué fenómeno se debe.
¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que un dispositivo tan pequeño y simple como un radar pueda ser capaz de captar con tanta exactitud la velocidad de tu automóvil cuando pasas por su lado? Y es que piensa, en muchas ocasiones esas velocidades pueden incluso superar los 120 km/h, lo que las convierte en objetivos muy difíciles de rastrear con exactitud. Sin embargo, los radares aparecen como tecnologías increíblemente exactas, capaces de detectar sin dificultades el movimiento de cualquier objeto o, en este caso, vehículo.
¿Cómo lo hacen? Pues gracias al efecto Doppler, un fenómeno físico que permite que cualquier aparato tecnológico que lo implemente sea capaz de captar los ecos de retorno del vehículo en cuestión, siendo de esa forma capaz de medir su velocidad radial. Te contamos en qué consiste exactamente este curioso efecto y cómo se aplica normalmente a los radares de tráfico.
EL EFECTO DOPPLER
Este fenómeno que define el funcionamiento de los radares, el efecto Doppler, debe su nombre a su descubridor Christian Doppler, quien observó por primera vez en 1842 la curiosa interacción entre las ondas cuando aparecen cambios de frecuencia. Para un individuo que se encuentra en un espacio donde se está produciendo el efecto Doppler, esa alteración en la frecuencia se puede percibir como un pequeño aumento o disminución en la tonalidad de un sonido o de una luz, dependiendo del tipo de onda que actúe como protagonista.
En sí, se trata de un fenómeno basado en la relación entre la velocidad relativa de una fuente, en este caso, un vehículo, y el observador, el radar en el caso que estamos discutiendo. De esa forma, cuando la fuente y el observador se acercan, la frecuencia que recibe el radar es mayor, mientras que cuando se alejan, la frecuencia aparente disminuye.