19S: La fecha que marcó a Puebla para siempre
En los últimos 39 años, el estado de Puebla ha sido escenario de tres importantes sismos de gran magnitud, ocurridos en 1985, 1999 y 2017. Estos eventos no solo causaron devastación en términos de vidas humanas y estructuras, sino que también dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva de la población, despertando la urgencia de fortalecer las medidas de prevención y concienciación sobre la Protección Civil.
Con motivo del Día Nacional de Protección Civil, que se conmemora cada 19 de septiembre, fecha que coincide con el aniversario del histórico sismo de 1985, es crucial reflexionar sobre estos eventos que han marcado a Puebla y a México.
A continuación, El Popular, periodismo con causa, te ofrece un recorrido por los tres sismos más significativos que han afectado al estado de Puebla, resaltando la importancia de la preparación y la resiliencia ante desastres naturales.
Cabe recordar que desde 2017, a raíz del último gran terremoto, se llevan a cabo simulacros nacionales de evacuación en todo el país cada 19 de septiembre, para fomentar una cultura de seguridad y respuesta ante emergencias.
1985: El Despertar de la Conciencia Sísmica en México
El 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 de la mañana, México vivió uno de los terremotos más devastadores de su historia moderna, con una magnitud de 8.1. Aunque el epicentro del sismo se localizó en la costa del Pacífico, cerca de la Costa Chica en Guerrero, los efectos se sintieron en gran parte del país, incluida Puebla.
Puebla capital, San Andrés Cholula y Atlixco fueron algunas de las zonas más afectadas en el estado. Según cifras oficiales, 35 personas perdieron la vida y más de 100 resultaron heridas en Puebla, mientras que miles de personas quedaron sin hogar. Edificios emblemáticos, hospitales, escuelas y viviendas colapsaron o sufrieron graves daños, dejando una estela de devastación que cambió para siempre la percepción sobre la necesidad de contar con mejores infraestructuras y planes de emergencia.
Este sismo fue un parteaguas en la cultura de protección civil en todo México, pues evidenció las carencias en las normas de construcción y la falta de preparación ante eventos naturales. A raíz de esta tragedia, se crearon nuevas leyes de construcción y se implementaron medidas para mejorar la capacidad de respuesta ante futuros desastres.
1999: El Sismo Silencioso
El 15 de junio de 1999, a las 2:48 p.m., un terremoto de 6.1 de magnitud volvió a sacudir el estado de Puebla. Aunque de menor intensidad que el de 1985, el epicentro se localizó en el municipio de Huauchinango, lo que generó importantes daños en la región. Los municipios más afectados fueron Puebla capital, San Andrés Cholula, Chalchicomula de Sesma y el propio Huauchinango.
El saldo de este evento fue de 30 víctimas mortales y más de 200 heridos. Muchas viviendas, edificios escolares y hospitales sufrieron severos daños, lo que exacerbó la situación en una ciudad ya de por sí vulnerable. En la capital poblana, varias estructuras históricas presentaron grietas, afectando patrimonios culturales clave. Este sismo, aunque menos letal que otros, sirvió como un recordatorio de que la región está en una zona sísmica y debe estar siempre preparada.
2017: La Historia Se Repite
El más reciente gran sismo ocurrió el 19 de septiembre de 2017, exactamente 32 años después del devastador terremoto de 1985. A las 13:14 h, un sismo de 7.1 de magnitud sacudió el centro del país, con epicentro en los límites entre los estados de Puebla y Morelos, a tan solo 8 km al noroeste de Chiautla de Tapia, con una profundidad de 51 km.
El impacto fue severo en Puebla, especialmente en Puebla capital, San Andrés Cholula, Atlixco y Cholula, donde se registraron daños estructurales considerables. Según las cifras preliminares, al menos 47 personas murieron y más de 300 resultaron heridas en el estado. El sismo causó el colapso de edificios, incluidos hospitales y escuelas, así como daños severos a patrimonios culturales y monumentos históricos, algunos de los cuales siguen en proceso de restauración.
Este sismo no solo coincidió con el aniversario del evento de 1985, sino que también se produjo unas horas después de la realización del simulacro nacional conmemorativo, un ejercicio de preparación que cobra cada vez más importancia para fomentar la cultura de protección civil.
Acciones para el Futuro
En el contexto del Día Nacional de Protección Civil, el Colegio de Ingenieros Civiles de Puebla (CICEPAC), en una conferencia de prensa encabezada por su presidente Enrique García Fuentes, recordó que ante un sismo de gran magnitud, hay un rango temporal muy reducido, de menos de un minuto, para tomar acciones que pueden salvar vidas. Por ello, subrayó la importancia de estar siempre preparados y actuar con rapidez.
Además, García Fuentes reiteró la propuesta de una nueva Ley de Construcciones del Estado, la cual, si bien no fue aprobada en el Congreso local, es crucial para reforzar la seguridad en edificaciones y evitar más tragedias. Instó a la nueva legislatura a reconsiderar esta ley como una medida clave para proteger la vida e integridad de las y los poblanos.
Simulacros: Preparación para lo Inesperado
Desde 2017, se realiza un simulacro nacional el 19 de septiembre con la finalidad de concientizar y agilizar los protocolos de evacuación en caso de sismos, especialmente en zonas de alto riesgo como Puebla. Este año, el simulacro tendrá lugar a las 11 a.m. (hora del centro), y tanto instituciones públicas como privadas se han sumado al ejercicio.
En la Ciudad de México, los dispositivos móviles recibirán una notificación de sismo como parte del simulacro, pero en Puebla, solo los teléfonos con aplicaciones específicas recibirán la alerta. Las autoridades han instado a la población a no alarmarse ante el sonido de la alarma sísmica, pero a tomar el simulacro con seriedad, ya que la preparación puede marcar la diferencia en una situación de emergencia real.
Es fundamental que, durante estos ensayos, las personas sigan las indicaciones, ubiquen las salidas de emergencia y conozcan los puntos de encuentro seguros para poder actuar de manera adecuada en caso de un desastre natural.