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Epigmenio e Ignacia: Los mixtecos que participaron en el ataque a los Hermanos Serdán

Epigmenio Martínez: El legado de un héroe revolucionario mixteco en Acatlán

Epigmenio Martínez, junto a Refugio Valle e Ignacia Vázquez, representa el espíritu valiente de los mixtecos que se unieron a la causa revolucionaria en México. Nacidos en Acatlán, estas figuras históricas fueron fundamentales en la lucha por la justicia social y la democracia, colaborando estrechamente con los Hermanos Serdán y formando parte de la Junta Revolucionaria de Puebla.

El 18 de noviembre de 1910 marcó un hito en la historia del país cuando comenzó el movimiento revolucionario con el ataque a la casa de la familia Serdán en Puebla. Este enfrentamiento, que duró horas, fue el inicio de un largo camino hacia la transformación de México. Epigmenio, nacido en Huajuapan de León, Oaxaca, pero criado en Acatlán, estuvo presente en este evento. Desde niño trabajó en el campo para ayudar a su familia y más tarde buscó una educación en el Colegio del Estado en Puebla.

Aunque las dificultades económicas lo obligaron a abandonar sus estudios, su compromiso con el cambio social lo llevó a unirse al Club Antirreeleccionista “Luz y Progreso”, liderado por Aquiles Serdán. Durante el ataque a la casa de los Serdán, Epigmenio resultó herido y fue detenido, pero su espíritu no se quebrantó. Tras ser liberado, se sumó a la lucha contra Victoriano Huerta tras el asesinato de Francisco I. Madero, alcanzando el grado de coronel de caballería. También sirvió como diputado por el distrito de Acatlán antes de retirarse a Jalala, Hidalgo, donde falleció.

Refugio Valle e Ignacia Vázquez también jugaron un papel destacado. Valle, amiga cercana de los Serdán, realizó múltiples comisiones para la Junta Revolucionaria de Puebla. Por su parte, Ignacia Vázquez trabajó junto a revolucionarias como Paulina Maraver, reforzando el papel de las mujeres en el movimiento. Aunque su historia no ha sido completamente documentada, sus contribuciones fueron vitales para el éxito de la revolución en la región.

Hoy, el legado de Epigmenio Martínez vive en Acatlán, donde una calle lleva su nombre como tributo a su valentía y compromiso con la libertad. Su historia, al igual que la de Refugio e Ignacia, es un recordatorio de que los héroes nacen en cualquier rincón de México, impulsados por su amor a la patria y su determinación de construir un mejor futuro.

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